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No hay más que un escudo para los golpes del infortunio: la fe.
Ved á la madre que pierde al hijo único que era todo su amor; vedla velar su agonía, cerrar sus ojos y depositarle en su sepulcro; la fe le presta resignacion y esperanza de encontrarle en un mundo más dichoso, para no separarse ya de él en toda la eternidad.
Ved á la hermosa jóv
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