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"corría y corría por un sombrío callejón, parecía no terminar, no tenía fin. La oscuridad a mis espaldas me perseguía. Mis piernas agarrotadas se sentían tan pesadas que me caí, la oscuridad más cerca, cada vez más. La desesperación desgarraba mi interior, agobiada comencé a arrastrarme por el enlodado suelo, en mis manos el negro lodo y la sangre se hacían uno, mis nudillos y mis rodillas latían. Alcé mi cabeza y allí, en el final la pude ver, una puerta, una salida de este infierno.
Con mi último aliento me levante y corrí con la poca fuerza que me quedaba, al llegar patee la puerta y en ese mismo instante me arrepentí de haberlo hecho.
Una mujer se encontraba en la esquina de la habitación, en las penumbras, claramente oí el ruido característico de cadenas arrastrándose, la poca luz que la iluminaba dejaba ver sus ropas desgarradas y ensangrentadas, definitivamente estaba en malas condiciones. Junto con sus cadenas se acercó hacia el centro de la habitación, y lo que vi, helo mi sangre.
Esa mujer, era yo."
Me levante de un salto, agitada y asustada, el sudor bañaba mi cuerpo. Miré hacia lo costados para reconocer en donde me encontraba, para comprobar si no seguía en esa maldita pesadilla. A mi lado, en el asiento del conductor, se encontraba Cam, relajado, profundamente dormido, alejado de la realidad, como si el mundo no se estuviera yendo a la mierda, algunas veces deseaba ser como el, luego recordé que si fuera como el, ya estaría muerta.
Ya estaba amaneciendo, estábamos estacionados en la banquina de una carretera aislada rodeada en ambos laterales por un espeso bosque. Me urgía, necesitaba distraerme, mi cabeza parecía a punto de estallar.
Sin hacer mucho ruido, tome mis espadas y acomode mi infaltable navaja pero deje mis pistolas, iba a ser un paseo ligero. Le di un suave beso en la mejilla a mi mejor amigo, y salí. Me adentre en el espeso bosque, en el, el aire se tornó fresco y puro. Respire profundamente, aprovechando todo su frescor, parecía limpiarme el alma.
Distraída y sin rumbo fijo camine sobre el colchón de hojas secas por un largo tiempo, el sol ya comenzaba a asomarse entre las ramas. El trayecto fue tranquilo, más de lo común, sin cambiantes, sin ninguna molestia, algo bueno, pero aburrido. El bosque empezaba a ponerse menos denso, más liviano. Abruptamente me detuve, a lo lejos, se podía divisar una pequeña cabaña, no sé por qué, pero la esperanza nació en mi interior. ¿Quién estaría allí? No me gustaba mucho la compañía, pero ver a alguna persona sería algo muy bueno, necesitaba algo de esperanza en mi vida, necesitaba saber que había alguien más allí fuera. Sin darme cuenta, ya había llegado hasta la cerca que rodeaba la cabaña. ¿En qué diablos estaba pensando? Me paralice por completo. Llegaría como si nada a decir "hola, soy Lhea, una chica realmente jodida, ¿Qué tal la llevan con el apocalipsis, muchos muertos hoy?" Que idiota soy.
El sonido de una puerta llamo mi atención, oh demonios ¿Qué hago? ¿Me escondo? Antes de pensar que es lo que debía hacer, una mujer mayor asomo su cabeza por la puerta. Empecé a balbucear, no sabía que decir. Inadaptada nivel Dios.
Decidida empezó a acercarse hacia mí, y lo que hizo me tomo completamente por sorpresa. Al llegar tomo con sus arrugadas manos mis hombros, me miro con dulzura y me abrazo. Casi instantáneamente mi cuerpo se tensó, no estaba acostumbrada a las muestras de afecto, menos de desconocidos.