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Miré hacia el cuerpo putrefacto tendido en el piso, mi cuchillo todavía estaba enterrado entre medio de sus dos cejas. Piel pálida y necrosada, ojos sobresalientes con sus características pupilas dilatas, sus dientes se encontraban expuestos y con restos de carne en descomposición.
Estaba tan acostumbrada a verlos que ya no me causaban repugnancia como la primera vez. Ya no sentía remordimientos de matarlos.
Apoyé la planta de mi bota negra sobre el pecho de "el cambiante" y sin prisa alguna me incliné para poder sacar mi cuchillo de su podrido cráneo. De un solo tirón logré sacarlo, aunque todo lleno de sangre. Lo pasé contra mi pantalón hasta que quedó limpio, tomé mi mochila y fui camino a mi temporal refugio.
Quién pensaría que una chica como yo podría sobrevivir a un Apocalipsis zombie. Tenía todas las probabilidades en mi contra. Era demasiado realista en cuanto de mí se trataba, mi cuerpo no era el de una atleta, más bien era delgada y el único deporte que realice en mi vida , fue el que me obligaron en la universidad.
Soy un metro sesenta de pura soberbia, con una carente capacidad para hacer amigos, nadie en el mundo podría soportar un día junto a mí, el único capaz de soportarme todavía se encontraba conmigo, mi mejor amigo, jodidamente inseparable de mí al que valoro y amo, además que es lo único que me queda.
Cam era una persona que iluminaba el mundo a su paso, era el ser más sociable que conocía, su largo cabello rubio oscuro le hicieron ganar el apodo que le puse "Simba", obviamente él lo odiaba.
Desde pequeños cuando nos conocimos fuimos al instante ligados y estaba muy orgullosa de que todavía, con tantos cambios, él fuera una de las cosas permanentes en mi vida.
El recuerdo de cuando nos reencontramos seguía fresco en mi mente...
"Me encontraba recostada en una de las paredes del sótano de mi casa, mis brazos rodeaban mis rodillas, mi cabeza escondida entre ellas.
Frente a mí se hallaban los cuerpos inertes de mi padre y madre, todavía se podían escuchar las sirenas y los aterradores gritos de la gente, estaba en absoluto shock. Entre mis manos sostenía el arma con la que tuve que matar a mis padres, una pistola 9mm, la que sólo unos meses atrás mi padre me había enseñado a manejarla, que ironía.
Estaba tan jodida que no dejaba de culparme, ellos murieron defendiéndome y luego se convirtieron en esas cosas. Si Cam llegaba a verme en este estado seguramente me iba a patear el trasero...Cam... "Simba"... ¿Qué demonios estaba haciendo aquí? Automáticamente me levanté, mi culo estaba amortiguado y frío, me sacudí, limpié mis lágrimas, miré por última vez a mis padres y me dirigí hacia la cocina. La casa era un desastre, prueba de la lucha que tuve con lo que creí, era mi familia.
Abrí la primera cajonera, buscando desesperadamente la navaja que era de mi padre, no tuve éxito. Busqué en la segunda y nada. En la tercera cajonera por fin la encontré, la tomé rápidamente, guardé la pistola en mi cintura y salí. Iba a buscar a mi mejor amigo...
No pensé que iba a ser tan difícil, Cam vivía solo a dos casas. Al salir pude ver el caos en el que se convirtió todo en solo 24 horas. Barricadas prendidas fuegos atravesaban las calles, cuerpos tendidos por doquier, alarmas sonando, un completo desastre...
Agache la cabeza para no mirar, mis cabellos cubrían los laterales de mi cara, me protegían de aquella desagradable visión.
Llegando ya hacia el patio de Cam, el sonido de un profundo gemido llamo mi atención, miré y pude ver a la pequeña hermana de mi mejor amigo, estaba siendo devorada por uno de ellos. Decidida y con los ojos llenos de lágrimas, saque la pistola de mi cintura y sin ni siquiera pensarlo dos veces, disparé. Al notar que el "zombie" se detenía de su labor y caía al suelo, me acerque rápidamente hacia aquella hermosa niña de nueve años. Mi vista se tornó borrosa al ver tal horrorosa imagen. Los intestinos fuera de su lugar, desgarrados y dispersados por el suelo, la sangre seguía brotando del pequeño cuerpo, todavía se movía, como convulsionando.
Aterrada por lo que acababa ver, corrí hacia la puerta de Cam, golpee un par de veces, solo para darme cuenta de lo estúpida que estaba siendo, me encontraba en pleno apocalipsis y era la única en golpear antes de pasar. Arrebatadamente gire el picaporte varias veces intentando abrir la jodida puerta. Al no tener éxito alguno, comencé a patearla. Suspire de alivio al ver como esta cedía.
Lo primero que noté al entrar, fue a mi mejor amigo sentado en el suelo, encogido, parecía proteger a algo, no me había dado cuenta de que ese "algo" era su madre. Muerta entre sus brazos.
Alzó su cabeza y me miro, su hermoso rostro reflejaba el más puro dolor. Sin dudarlo me tendí en el piso bruscamente, junto a él, soltando toda la mierda que llevábamos dentro."