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á pesar de su optimista y regocijada filosofía; á pesar de su propensión natural á reir y á ver las cosas por el lado cómico, D. Fadrique estuvo todo aquel día meditabundo, callado, con una seriedad melancólica harto extra?a en él.
á la hora de comer apenas probó bocado; apenas si habló con su hermano, con su cu?ada y con su sobrina, los cuales,