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?Qué gordo! ?qué moreno! ?qué cambiado está usted, amigo Heredia! ?Dónde se ha puesto usted de esa manera?
Por donde quiera que iba, llegado a la corte, escuchaba estas o semejantes exclamaciones. Los amigos le abrazaban con efusión; las amigas admiraban su porte varonil, aunque no faltó quien dijo que venía más ordinario; porque los gustos son