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Chapter 4 No.4

- ?Tú fuiste maldito bicho! – Gritó - ??Qué no lo entiendes...?! ?Me van a matar en San Quintín!

- MODERE SU LENGUAJE CIUDADANO. TODOS LOS CIUDADANOS DEBEN OBEDECER. Beep. NUESTRAS SUGERENCIAS. Beep.

Con un movimiento brusco Isis toma una pastilla y camina fuera de su habitación, siempre, sin pisar los baldosines negros.

Naufragando en un mar de lágrimas por la decisión que el gobierno pueda tomar sobre su futuro, Isis bate el huevo que se va a desayunar. El tic, tic, tic del tenedor chocando contra el plato hace que su mente haga un viaje a través del inexistente tiempo. Los recuerdos de Matilda aparecen como flashes que encandilan sus inundados ojos. Aquella sonrisa, aquella hermosa piel negra, aquel olor a manteca combinado con fresa y menta, aquel cabello crespo, toda Matilda se imprime en la mente de Isis clavándose en los pliegues de su cerebro. Las lágrimas caen sobre el huevo sazonándolo con sal natural, y los recuerdos le dan cuerpo a la tortilla que se infla más que cualquier otra que haya cocinado antes.

Matilda solía hacerle arepas a la peque?a Isis, un plato típico de la tierra en que nació y creció, una tal Colombia, ya inexistente por decisiones imperiales, pero que alguna vez brillo con luz propia en un rincón de la hermosa Suramérica. Dichas arepas eran devoradas con celeridad por la peque?a ni?a de risos curvos y sonrisa espectacular. Matilda le hablaba por horas a la hermosa ni?a aprovechando la ausencia de los padres, quienes trabajaban por más de 13 horas para el autoritario gobierno. Isis, como buena ni?a, acribillaba a Matilda con miles de preguntas, una tras otra y sin espacio entre ellas, y se devoraba las respuestas como una esponja bajo un torrencial aguacero. Muchas respuestas eran inventadas, otras eran políticamente incorrectas, pues salían desde lo más profundo de la mente anarquista de la hermosa negra.

-?Shhh! Mi ni?a, y no le diga a nadie lo que le acabo de decir – Le decía Matilda a Isis cada vez que contestaba una pregunta polémica, luego le hacia la se?al egipcia del misterio (el dedo índice sobre los labios).

?Ring! – Suena la alarma que controla los horarios de los ciudadanos, esta vez anunciándole a Isis que es hora de desayunar. El estruendo saca a la joven de su letargo, y esta, presurosa camina hacia su mesa, que se encuentra en el medio de su comedor.

?Ring! Suena otra vez. Isis coloca la sartén sobre la mesa, pues ni tiempo tuvo de servir el huevo en un plato, como es debido.

?Ring! Suena otra vez. Isis se sienta, y rápidamente se da cuenta que se le olvido el tenedor y el café con el cual acompa?ar su tortilla. Duda por unos cinco segundos sí; aventurarse rápidamente hacia su cocina que está a escasos 5 metros, o comer con las manos y pasarse con saliva el huevo. Un impulso anárquico la hace levantarse como si tuviera un resorte en sus nalgas y correr hacia la cocina. Con la rapidez propia de un corredor de 100 metros planos, Isis toma el café, el tenedor y vuelve a la mesa antes que suene por última vez la alarma anunciándole que ya puede comer. Obviamente, la anterior la efectuó sin pisar los baldosines negros.

?Ring! Isis empieza a comer.

Diez minutos más tarde suena una vez más el ?Ring! Anunciándole a Isis que su tiempo de comida ha oficialmente terminado. Sin embargo el sonido es una redundancia, pues la bella chica hace rato que terminó. El autoritario estruendo la sorprende limpiándose sus lágrimas con la camiseta que lleva puesta.

Un holograma se materializa sobre la mesa sin darle tiempo a Isis de levantarse. El holograma es acompa?ado por el sonido de una trompeta parecida al de la diana militar. La imagen es proyectada por los ojos del búho que esta sobre el lavaplatos de la cocina. La proyección es la de una bella mujer rubia de unos enormes ojos verdes. Los ciudadanos llaman coloquialmente a esta aparición: "La muerte" pues cada vez que aparece en la intimidad del hogar de alguien es, generalmente, para dar muy malas noticias. Oficialmente el gobierno la llama: "Ea".

Ea siempre aparece para darles malas noticias a las ovejas negras, descarriadas del reba?o, que no aprenden a suprimir su naturaleza humana. Ea es dulce (De apariencia solamente) y habla con voz pausada, pero grosera, fría, y sin emociones – Aunque siempre muestra una sonrisa fingida cuando habla – Ea disfruta la autoridad que tiene sobre los humanos, aunque sus algoritmos no le permitan sentir placer (O al menos teóricamente).

- Ciudadano Isis, Numero de registro 66632233 – Dice Ea – La decisión sobre su futuro le será anunciada después de la hora oficial del almuerzo. 1333 horas.

- Por favor, no me lleven a San Quintín – Rogó Isis.

- El gobierno ha tomado atenta nota de su pedido. – Contestó fríamente el holograma - Pero usted debe darse cuenta – A?ade – que es la segunda vez en este mes, que está cerca de cruzar el límite de sus exhalaciones.

- Pero...

- Todo esto lo hacemos –la interrumpe Ea- por el bien del planeta, Y POR SU SEGURIDAD. Si los humanos no toman conciencia de que con su respiración le hacen da?o a la Tierra, entonces la humanidad desaparecerá muy pronto.

- He estado muy melancólica últimamente. Contestó Isis.

- La dinámica de los sentimientos humanos no me importa - Replicó Ea con una sonrisa burlona en sus labios – A mí, y al gobierno, solo nos importa salvar al planeta.

- Pero...

- La decisión – La interrumpió una vez más – sobre su futuro le será anunciada después de las 1333 horas.

Ea empieza a desaparecer lentamente, la última parte de su rostro que desaparece es su ojo derecho, el cual queda flotando sobre la mesa de Isis por unos 3 segundos como si fuera el ojo de la providencia.

Fulminada por las palabras del holograma, Isis se deja caer sobre la silla. Otra vez empieza a llorar, pero esta vez sin lágrimas. Tin, tin, tin, el reloj en forma de búho de su mu?eca empieza a anunciar que las exhalaciones de la joven se acercan peligrosamente al límite permitido por la ley.

            
            

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